La piel es un órgano en constante cambio, que no sólo nos protege del medio ambiente, sino que nos relaciona con nuestro entorno. Es además productor de melanina, regulador de temperatura y activador de vitamina D.
A medida que envejecemos la piel pierde volumen y densidad, lo que le da un aspecto menos tonificado y con arrugas. No obstante, el estilo de vida y la excesiva exposición solar afectan nuestra producción natural de colágeno y elastina que causan un envejecimiento prematuro.
La prevención es clave para evitar el desarrollo de enfermedades como el cáncer de piel, que tiene una alta prevalencia en nuestra sociedad. Cada año se diagnostican más de 13 millones de casos de cáncer de piel.