Hoy en día se conocen plagas a todos los niveles, provocadas por microorganismos como virus o bacterias y por vertebrados como los roedores, aunque las más conocidas son sobre todo las de insectos y hongos. Y aunque el concepto de plaga realmente no ha cambiado demasiado con el paso del tiempo, lo que sí ha cambiado es la forma de abordar el problema: los métodos para controlarlas.
La agricultura es uno de los sectores más dinámicos en nuestro país, en términos de productividad económica, de exportación a otros países y de generación de empleo. Por este motivo, cada vez hay más labor de investigación sobre el control de plagas que afectan a cultivos y bosques.
El control biológico es más seguro para humanos y medio ambiente, y tiene el potencial de ser más estable y durar más tiempo que otros métodos de control. La progresiva prohibición de numerosos pesticidas y fitosanitarios que se van retirando del mercado está permitiendo que muchos agricultores descubran las ventajas del control biológico.