Basta dar un paseo por cualquier playa para verlo. Plástico por todas partes; en el aire, en el hielo, en el mar, tanto en la superficie como en los fondos marinos, de norte a sur del planeta. Estas diminutas partículas suponen un problema de dimensiones gigantescas.
Su tamaño hace que puedan entrar fácilmente en la cadena alimentaria, pero la mayoría de los estudios están en fases iniciales y todavía no se conocen las consecuencias de ingerirlos.
En las universidades españolas se investigan diferentes aspectos que pueden contribuir a solucionar el desastre que se nos viene encima.
Todo el plástico que se vertió desde su invención en los años 30, sigue en el medio ambiente. El plástico introducido en los 90, ahora mismo se está fragmentando por efecto de la luz ultravioleta.
Por mucho que limpiemos los mares, el número de partículas seguirá creciendo. Solo nos queda cambiar de actitud respecto al uso de este material y esperar que se encuentre una solución que ahora no parece muy posible.